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Desinformaciones sobre los autos eléctricos | Hechos

Sobre los autos eléctricos circulan desinformaciones que cuestionan su eficacia para combatir el cambio climático y que afirman que suponen, incluso, un riesgo para los usuarios. Existen diversas narrativas desinformantes, como que estos autos tienen más riesgo de incendio o que las estaciones de carga dependen de generadores diésel o energía contaminante.
Una tendencia recurrente en redes sociales es publicar el video de un auto en llamas y plantear que el incendio ha surgido porque “es eléctrico”, o bien alertar de que el riesgo de que un auto eléctrico salga ardiendo es mayor que en uno de combustión interna. Esta narrativa desinformante intenta empujar la idea de que los autos eléctricos son peligrosos porque se incendian más.
Desde Factchequeado y Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado, desmentimos varios contenidos diferentes que decían que un vehículo quemado era eléctrico. En la mayoría de los casos no se trataba de un auto eléctrico sino de combustión interna (es decir, que usa gasolina o diesel), o el incendio no guardaba relación con el vehículo, o no se confirmó que el vehículo fuera eléctrico. En el único caso registrado en el que el vehículo incendiado podría ser eléctrico, las llamas no aparecían en el lugar donde se alojaba la batería.
El auto eléctrico es una tecnología reciente y en aumento, por lo que es pronto para sacar conclusiones sobre el riesgo de incendio, como te explicamos en esta nota. Si nos atenemos a los datos disponibles, la probabilidad de que arda un auto eléctrico es extremadamente baja.
Sólo un 0.0012% de los autos eléctricos entre 2010 y 2020 sufrieron un incendio que afectó a su batería, según el primer análisis a nivel mundial impulsado por el Gobierno australiano.
Aún así, las baterías de ion de litio -que son las que utilizan la mayoría de autos eléctricos- pueden sufrir un fallo de seguridad grave llamado embalamiento térmico que sucede si se le da un mal uso a la batería o ésta viene con un defecto de fábrica. Cuando ocurre, es más difícil apagar el fuego que en un vehículo de combustión interna y hay más probabilidad de reignición (de que se vuelva a activar).
Mensajes en redes comparten que las estaciones de carga de autos eléctricos funcionan con generadores diésel o combustible contaminante, por lo que no ofrecerían la descarbonización que buscan las estaciones de carga y estos vehículos, y en cambio contribuirían a la emisión de gases de efecto invernadero. Se trata de una afirmación que no se cumple en la mayoría de los casos y sí en contadas excepciones.
La mayoría de las estaciones de carga de vehículos eléctricos toman la energía de la red eléctrica que disponen, según explican compañías eléctricas y la Agencia Internacional de la Energía (IEA).
Cada red eléctrica cuenta con su mix energético (la combinación de fuentes de energía producida) y según ese mix emite más o menos gases de efecto invernadero. Si tomamos como referencia los datos de Electricity Maps, un proyecto que muestra la producción eléctrica de 200 regiones del mundo, cargar un auto eléctrico emite muchos más gases en unos países que en otros, dependiendo de si la electricidad generada proviene del carbón o de energías renovables.
No obstante, sí hay casos puntuales en los que se usan generadores diésel en estaciones de carga de vehículos eléctricos. Estos casos corresponden, según se han documentado, a picos de demanda, a estaciones ubicadas en lugares remotos donde no hay conexión con la red eléctrica o a experimentos que no estaban pensados para usarse de manera generalizada.
Los planes de descarbonización se entienden por muchas personas como si fueran una receta sencilla: cambia el auto de combustión interna por uno eléctrico para combatir la crisis climática. “Los gobiernos se han puesto de acuerdo para decir que nuestros autos con 10 y 20 años [de antigüedad] son los causantes de la contaminación y el cambio climático”, dice un video en TikTok. “Se está haciendo una presión a la población en general para cambiarse al eléctrico, vendiendo de que va a salvar el mundo”, dice otro en X (antes Twitter). La realidad es más compleja porque no se trata de la única medida ni la principal entre las políticas públicas para reducir emisiones.
El transporte supone la cuarta fuente de emisiones de efecto invernadero más importante a nivel mundial, por detrás de la generación de energía (primera), la industria (segunda) y la agricultura, silvicultura y usos de la tierra (AFOLU, en inglés, la tercera), según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). 
El transporte por carretera supone un 70% de las emisiones dentro del sector. Por tanto, los vehículos son una parte importante de la tarea, pero desde luego hay mucha actividad más por descarbonizar.
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